Ante los casos de suicidio, violencia y matonaje escolar en diferentes establecimientos educacionales del país; el llamado de la Superintendencia de Educación es a prestar atención a las actitudes de los niños/as y reaccionar oportunamente a cualquier cambio fortuito de ánimo o rechazo constante para asistir a clases. Te invitamos a revisar las señales de alerta.

En 2017, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Juventud (INJUV), reveló que el 61% de los jóvenes encuestados sufrió de bullyng. La realidad en 2018, lamentablemente no es muy distinta. Cada año se efectúan alrededor de 4.000 denuncias por situaciones padecidas en las aulas de establecimientos educativos públicos y privados. De ellas, un poco más de 800 son en relación a casos de bullying o acoso escolar. Un 25% más en comparación a las cifras 2016/2017.

¿Qué es el bullying?

El término bullying, tiene su origen en la palabra “bully” (inglés), que significa “matón” o busca pleitos. La terminación “ing” es para indicar que es un verbo, la acción de hostigar o acosar a otro. A pesar de que el vocablo no está incluido en la RAE, pero puede ser definido como el maltrato o la conducta agresiva de un determinado individuo hacia otro, que se repite constantemente, con el fin de producir daño premeditadamente a la víctima.

Señales de alerta: ¿Cómo identifico si mi hijo está sufriendo bullying?

Reconocer los signos de alarma es el primer para adoptar las medidas correspondientes contra el acoso escolar. La responsabilidad reconoces estos signos, no es exclusiva de los padres. El proceso de contención debiese ser transversal: comunidad escolar, profesores, padres o tutores, e incluso, autoridades regionales o nacionales.

  1. Agresiones en repetidas ocasiones: Si pierde un juguete u objeto significativo, si llega destruido o rayado algún cuaderno, es hora de estar alerta. Si además de estas situaciones, tu hijo recibe agresiones frecuentes (verbales o físicas), no cabe duda de que está sufriendo hostigamiento por parte de sus compañeros.
  2. Inseguridad y miedo repentino: Si observas que tu hijo/a evita asistir al colegio o llora cada vez que quieres prepararlo, es hora de conversar.
  3. Extrema timidez o dinámica del silencio: Las conversaciones a la hora de comer ya no son las mismas. Ya no te cuenta cómo estuvo su día y se retira rápidamente a su pieza. Un cambio en la conducta de tu hijo/a, siempre debe mantenerte alerta.
  1. Caída fortuita del rendimiento escolar: Bajar el rendimiento escolar abruptamente u obtener bajas calificaciones, es un indicativo de que algo anda mal. Primero, hay que conversar con el niño/a y determinar la causa del problema.
  2. Actitud agresiva o explosiva: Una de las formas de canalizar la frustración, puede ser representada por arranques de ira o rabia. Los padres, más que cualquier otra persona, conocen a su hijo/a para saber si está actuando dentro de lo normal o si necesita ser asesorado por un especialista.
  3. Señales físicas: El miedo y la depresión al ser víctima de agresiones, puede manifestarse a la hora de dormir con: terror nocturno, vómitos, sudoración, temblores, entre otros síntomas. Y obviamente, prestar atención a la presencia de heridas, cortes o moretones que la víctima no logra explicar.

La contención es fundamental

La intimidación o acoso puede hacer que un niño se sienta impotente. Los afectados pueden desear manejar la situación por su cuenta para sentirse en control nuevamente. Incluso, pueden temer ser vistos como débiles o chismosos, al exponer a su agresor. ¿Cómo procedemos? Conversa con tu hijo/a, demostrando empatía y confianza. Algunas recomendaciones para entender la actitud de las víctimas:

Si sospechas que tu hijo/a está sufriendo de bullying, tu apoyo y contención será fundamental para comenzar su tratamiento. Consulta con un especialista y toma el control de la situación. ¡Todos/as contra el bullying!